Al ser electo Benito Juárez para un nuevo periodo presidencial (1867
a 1871), Fue sumamente criticado, pues su mandato se había extendido por casi
diez años durante los cuales había asumido poderes extraordinarios para
encabezar la defensa de la República. Este hecho no fue comprendido por sus
opositores, entre quienes estaban antiguos compañeros del Partido Liberal, ya
que, la Facción que apoyaba a Porfirio Díaz asumía todo el crédito del triunfo
obtenido ante Francia y consideraban que era Días y no Juárez quien merecía
gobernar. En tanto los conservadores aceptaron a regañadientes el triunfo
electoral de Juárez.
Cabe destacar que los conservadores apoyaron a los franceses para
que encabezara el poder Maximiliano, abrieron paso a las tropas francesas, por
ello los conservadores se mantenían al margen por el momento de las situaciones
del país.
La restauración de la República por Benito Juárez y su nueva administración
dejaron insatisfechos a muchos, y más aún cuando Juárez reanudó las reformas a la constitución de
1857, por las cuales habían luchado los liberadores durante largo tiempo ante
los embates de los conservadores y las ambiciones extranjeras. Juárez deseaba
una constitución más elaborada y sólida que permitiera al país transitar a la
modernidad.
Por esta razón, Juárez y el congreso tomaron como modelo
institucional a los Estados Unidos de Norte América. Sin embargo, el contexto
político del momento orillaba a Juárez a
centralizar gran parte del poder en el ejecutivo, en virtud de los constantes
levantamientos armados y conspiraciones que se tejían en las altas esferas políticas,
incluso dentro de su propio gobierno.
En 1871 se celebraron elecciones en las cuales nuevamente compitieron
Benito Juárez, Sebastián Lerdo de Tejada y Porfirio Díaz. Este último no aceptó
la derrota y se levantó en armas con el PLAN DE LA NORIA.
